jueves, 30 de septiembre de 2010

Club de lectura de álbum ilustrado: Donde viven los monstruos. Sesión 3

Vamos a por la tercera sesión de nuestro club de lectura. Comprendo que el tema de la anterior sesión era un poco sesudo, y tal vez por eso hubo menos comentarios. A ver qué os parece el tema que lanzo hoy.

El tamaño de las ilustraciones de un álbum ilustrado, y otros aspectos como la posición que ocupa en la página, si está enmarcada o llena toda la página, etc. son aspectos que los ilustradores han de tener muy en cuenta a la hora de editar un álbum. Por ello, la figura del director o directora de arte de una editorial también es decisiva, un personaje siempre oculto pero que puede ayudar muchísimo a crear un álbum de calidad. Donde viven los monstruos explota de manera magistral estas posibilidades de la ilustración, y no es un capricho de Sendak. Mi propuesta es que analicemos la evolución del tamaño de las ilustraciones y que lo relacionemos con la narración y con las intenciones del autor.

Pues nada, a medir y observar las ilustraciones y tal vez descubramos algo que no conocíamos del álbum.


Pepines nos ha dejado el enlace a un interesante artículo:

http://gretel-uab.pangea.org/index.php?option=com_content&task=view&id=248&Itemid=119

Además, en su último comentario a esta entrada relaciona los diferentes niveles dialécticos, en terminología de Ana Lartitegui, que se pueden dar entre el texto y las ilustraciones en un álbum ilustrado.

8 comentarios:

  1. Uf!!! cuánto estoy aprendiendo con este club de lectura...

    Estoy analizando cosas que nunca me había planteado, como el caso de las imágenes.

    Yo creo que lo que pretendía Sendak era hacer que el lector fuese entrando poco en el mundo imaginario de Max. Me explico...

    Las primeras imágenes, más pequeñas, pertenecen al mundo real y a medida que éste se va conviertiendo en la imaginación de Max en otro mundo, las imágenes se van agrandando, hasta conseguir su mayor tamaño cuando mejor se lo está pasando el protagonista (la juerga monstruo). Creo que el autor quería que los lectores entráramos en este mundo junto a Max, que sintieramos que estábamos dónde viven los monstruos realmente, bailando junto a ellos y el niño.

    Y es justo cuando Max comienza a aburrirse cuando las imágenes empiezan a empequeñecer, señal de que poco a poco vamos a volver al mundo de la realidad... a la habitación de Max.

    He encontrado este artículo que analiza al detalle esta cuestión y que me ha parecido muy interesante. Os dejo el enlace:

    http://selecciondelecturas.blogspot.com/2009/02/donde-viven-los-monstruos.html

    UN ABRAZO Y FELIZ FIN DE SEMANA A TODOS Y TODAS.

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  2. José Carlos

    El artículo que enlazas tiene muy buena pinta, aunque no he tenido tiempo de leerlo. Coincido contigo en lo que planteas. La narración comienza con una ilustración enmarcada, que en términos de sintaxis de la imagen, implica un distanciamiento del lector, que ve la historia desde fuera, como a través de una ventana. Conforme avanza la historia el espacio de la ilustración va aumentando, ocupa mayor superficie de la página hasta que invade una página completa de la derecha, invadiendo después el espacio de la página izquierda, desplazando después a los faldones y avanzando hacia la parte inferior de las páginas, hasta que se invade completamente el espacio de ambas páginas. Volviendo a la sintaxis de la ilustración, una imagen sangrada, sin enmarcar, ocupando la página entera, implica una introducción plena del lector en la historia,que ya no la ve desde fuera sino desde dentro. Claramente las ilustraciones enmarcadas se corresponden con el mundo doméstico, familiar, real mientras que las ilustraciones sangradas corresponden con el viaje imaginario y lúdico.
    Como en (casi) todo álbum ilustrado, podemos distinguir el espacio destinado al texto y el destinado a las ilustraciones. En este álbum parece haber una pugna entre ambos espacios, tratando de imponerse uno a otro, marcando límites y espacios (real/virtual). Yendo mucho más allá, podríamos interpretarlo también como una reivindicación de la imagen (> imaginación) sobre la lengua escrita, del código visual, emergente en la sociedad de los años 60, y el lenguaje verbal, canónico, tradicional, vinculado al saber y el academicismo.
    Me llama la atención la perspectiva frontal y como de decorado teatral de las ilustraciones, especialmente las de la habitación de Max. No obstante, Sendak trabajó en numerosas ocasiones en el diseño de escenografía de teatro, ballet u ópera.

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  3. Poco cabe añadir al completo articulo que propone José Carlos y a los interesantes comentarios de Julius.
    Yo me he parado a comparar la primera ilustración de la habitación de Max(tercera en el órden del álbum) con la última imagen del libro: es la misma habitación pero no sólo cambia la luz o tonalidad de los colores(ahora con más brillo-alegría), sino también el tamaño, ahora es una habitación mayor.
    Tal vez Sendak con ello quiera transmitir la idea de crecimiento personal, ampliación del mundo de uno mismo como ocurre en todo viaje iniciático.
    Respecto a las tres ilustraciones centrales (climax -juerga)de la historia,generan un cambio de ritmo en la lectura , te obligan a detenerte, recrearte, proyectar o imaginar leyendo la imagen, a ir más despacio, para luego volver a acelerar la lectura hacia el desenlace. Ésta es la sensación que yo he tenido en diferentes lecturas del libro.
    Un saludo.

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  4. Interesantes observaciones, Amparo. No me había fijado en lo del cambio de la habitación al final del relato-viaje de Max, y parece muy interesante. Cogeré mi ejemplar cuando lo tenga a mano. Lo que yo observé como diferencia entre las primeras imágenes de la habitación y la última es la luna. ¿Ha cambiado? ¿Ha pasado el tiempo de forma significativa, aunque la sopa todavía esté caliente? Es un tema, el del tiempo, que trataremos próximamente.

    Un saludo, Amparo

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  5. ¿La anterior era la sesuda?
    Bueno, bueno. Menudo repaso le habéis dado al álbum. No podía haber comenzado mejor este club de lectura, todo un clásico del género analizado con comentarios suculentos y el apoyo de los documentos que vais enlazando.
    Julius y Jose Carlos, gracias por vuestras aportaciones
    Amparo, menos mal que podías añadir poco porque el par o tres de perlitas que sueltas todavía me están dando vueltas en la cabeza.
    Por mi parte quiero comentar que este tratamiento de las imágenes que hace Sendak le permite recorrer todos los “niveles dialécticos” (como los llama Ana G. Lartitegui) en la relación texto-imagen: coincidencia, de amplificación, diálogo, contraposición y elipsis del texto.
    Me parece asombroso que con el uso de unos recursos técnicos y estilísticos relativamente simples consiga tales niveles de comunicación con el lector, sobre todo si tenemos en cuenta que es una obra pionera en el álbum ilustrado. El cambio de tamaño, el zoom aplicado a la imagen, la composición, los puntos de fuga…sirven de manera magistral a la capacidad narrativa de las imágenes y resuelven con eficacia la transición realidad-fantasía que los niños manejan con tanta naturalidad, mucho mejor que la película, si se me permite la comparación.
    Y ya que apuntáis algo sobre el tiempo ¿por qué creéis que Sendak tiene tanto interés en que nos fijemos en la luna? Sobre todo cuando más tarde nos quiere dar a entender que no ha pasado tanto tiempo (“… y todavía estaba caliente”).
    Crujidos terribles

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  6. Buen comentario, Pepines. La sesión de mañana afrontará el tema del tiempo, y ahí tendremos que hablar de la luna y de las fases lunares. ¿Puedes aportar algún enlace sobre lo que comentas de Ana G. Lartitegui?

    Un saludo terrible

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  7. Bueno, la idea de los niveles dialécticos en la relación texto-imagen en el álbum está tomada de una conferencia de Ana Lartitegui (y de las conversaciones entrepasillos y comidas) pronunciada en el II Congreso de LIJ Leer Placer, Baeza 2007. No he encontrado una referencia específica sobre el asunto en Internet pero os pego un enlace sobre un artículo suyo y de Sergio Lairla muy interesante
    http://gretel-uab.pangea.org/index.php?option=com_content&task=view&id=248&Itemid=119
    En síntesis hablaba de los siguientes niveles:
    0-Nivel de coincidencia: la ilustración dice literalmente lo que el texto
    1-Nivel explicativo: la ilustración amplía o explica lo que dice el texto
    2-Nivel de diálogo: la ilustración da respuesta a ciertos interrogantes que plantea el texto
    3-Nivel de contraposición: la ilustración contrapone su mensaje al del texto, o lo contradice abiertamente
    4-Nivel de elipsis del texto: el texto no existe y es solo la imagen la que narra

    Os propongo un ejercicio: localizar estos niveles en Donde viven los monstruos y/o localizar álbumes en los que predomine alguno de los niveles.

    ¡Que no se os enfríe la cena!
    Buen provecho

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  8. En "Donde viven los monstruos", se pueden encontrar todos los niveles que cita Pepines en su comentario, aunque no todos ellos tienen el mismo protagonismo y fuerza en la narración, ni son explotados por igual. De forma un poco apresurada, este es el rápido análisis que acabo de hacer:

    - nivel de coincidencia (por ej. al final del álbum, "donde su cena le estaba esperando", cosa que ratifica la ilustración);
    - nivel explicativo (las primeras ilustraciones amplían la información sobre las "faenas" que hace Max);
    - nivel de diálogo ("esa misma noche nació un bosque en la habitación de Max", lo cual vemos en qué consiste gracias a las ilustraciones, generándose una correspondencia estricta entre ambos códigos);
    - nivel de contraposición ("y navegó de vuelta saltándose un año entrando y saliendo por las semanas atravesando el día": en realidad la ilustración muestra que atraviesa la noche);
    - nivel de elipsis (las ilustraciones que corresponden a la juerga en el país de los monstruos, donde no hay texto que las acompañe).

    Por otra parte, los ejemplos de otros álbumes se podrían multiplicar hasta el infinito, pero ahora se me ocurre un caso extremo de elipsis del texto ("Un día en la playa", de Bernardo Carvalho, Libros del Zorro Rojo) y otro de contradicción, explotada a conciencia ("Mi gato es un bestia", no recuerdo a su autor ni tengo mi ejemplar a mano).

    ¿Alguien se anima a seguir jugando?

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